El filósofo y escritor indio Rabindranth Tagore decía que «La verdad no pertenece a quien gritas más fuerte». Y yo creo que esta afirmación tiene mucho que ver con lo que estamos experimentando actualmente. Donde gracias a los últimos avances en AI (Inteligencia Artificial), podemos estar viendo un mensaje salir de la boca del presunto autor sin ser cierto. No hay más que ver el vídeo de Obama que se ha hecho viral hace solo unas semanas, para darse cuenta hasta que punto somos vulnerables ante este hecho.
También es importante que nos replanteemos muy seriamente NUESTRO papel en esto de las Fakes News. Y cuando digo NUESTRO -así en mayúsculas-, me refiero a que todos tenemos mucho que ver con que este tipo de bulos proliferen. Y sino… ¿cuántas veces no has compartido un vídeo o noticia por Facebook o Whatsapp sin saber la veracidad de la información contenida en el mismo? Ya se la respuesta… era una pregunta retórica.
Si ya de por si, las personas tendemos a asociar viralidad con veracidad, si además nos ponemos al servicio de la causa -inconscientemente, claro-; estamos fomentando que proliferen este tipo de informaciones, con las consencuencias que tiene a nivel de intoxicación y “desinformación” para nuestra esfera de influencia y resto de conciudadanos.
En ese sentido, un ejercicio que es muy sano (yo lo practico desde hace tiempo y me está funcionando bastante bien), es el huir de las fuentes de información que un día si y otro también, van buscando crear noticias controvertidas o polémicas a costa de titulares, que la mayoría de las veces contradicen la propia noticia que hay debajo.
A veces es mucho más simple que todo eso: leer la noticia o información recibida y comprobar la congruencia de la misma con la realidad conocida, y en caso de no estar seguro de la misma, no compartirla. Vamos, que no hay que hacer un Master en la Universidad Rey Juan Carlos para llegar a esta conclusión (risas).
Otra forma bastante sencilla de filtrar información -gracias a “San Google” y otros buscadores-, es contrastar la noticia en cuestión con más fuentes, y al menos así tener más de un testigo del mismo hecho. Eso si, para ello dichas fuentes deberían ser de de reputación contrastada.
Si ya de por si, las personas tendemos a asociar viralidad con veracidad, si además nos ponemos al servicio de la causa […] estamos fomentando que proliferen este tipo de informaciones
De hecho este es un tema que preocupa y bastante a nuestras universidades, y por eso en más de una se está trabajando desde hace tiempo en el campo de la denominada “alfabetización mediática”; a través de cursos en las escuelas de periodismo y también otras, ya que éste no es un tema que atañe únicamente a los periodistas, sino como decíamos al principio, a la sociedad en general.
Tambíen a través de la tecnología blockchain, desde hace tiempo se están desarrollando herramientas que permiten validar la veracidad de la información publicada en los diferentes feeds o agregadores de noticias, impidiendo que puedan “contaminarnos” con noticias falsas. Para más información al respecto, puedes visitar este otro artículo que publicamos hace unas semanas, titulado Blockchain no va sólo de criptomonedas.
Por no hablar de su afección dentro del campo de la política… porque eso ya es “pa´nota”. Sin ir más lejos, en estos días (abril de 2019) estamos atendiendo a cantidad de publicaciones que buscan el desprestigio de unos y otros candidatos -sin entrar en colores-, que a través de sus medios afines -que todos lo tienen-, lanzan campañas de desprestigio sin la más remota constatación de la veracidad de dichos bulos.
Siempre quedará la opción de que el protagonista de dichas historias pueda desmentirlas, pero claro, el daño ya estará hecho.
Así las cosas -y desde mi humilde opinión-, considero que ya que no podemos matar al “monstruo”, al menos no debemos alimentarlo más. Ya sea través de hechos tan simples como los descritos a lo largo del artículo, donde no por obvios que sean, debemos de obviarlos (parafraseando al profesor German Retana). De ahí que me atreva a decir, que esto de las Fakes News, es responsabilidad de todos.