Desde la entrada en vigor del Real Decreto 5/2013, en España es obligatorio el Certificado de Eficiencia Energética o certificado energético, que no es más que un documento oficial redactado por un técnico competente, que incluye información objetiva acerca de las características energéticas de un inmueble.
La obtención de este certificado es obligatoria para cualquier propietario de vivienda, ya sea nueva o usada, en venta o en alquiler. De hecho, para poder ser publicitado ya es obligatorio estar en posesión del mismo, y existe un régimen sancionador para aquellas viviendas que lo hagan sin contar con él. También el notario nos lo va a pedir, con anterioridad a realizar la venta o contrato de arrendamiento.
En este documento se califica energéticamente ese inmueble, en base al cálculo del consumo anual de energía del edificio en unas condiciones estándar de ocupación y funcionamiento. Para ello se tienen en cuenta factores como la producción de agua caliente, iluminación, calefacción, refrigeración, aislamientos, carpinterías, etc.
Según el resultado obtenido en ese cálculo, se le asigna una etiqueta energética, tal cual estábamos acostumbrados a verlas en electrodomésticos y otro tipo de productos; utilizando para ello una escala que va desde la A (para los más eficientes), hasta la G (para los menos eficientes).
A continuación, adjuntamos imagen/ejemplo de un certificado tipo para una vivienda:
Ahora, ¿a este certificado, podemos considerarlo un requisito legal/ “sacadineros” -como lo llaman vulgarmente en mi tierra- o realmente tiene su utilidad? Ya que, lo que la norma teóricamente persigue es fomentar y favorecer la promoción de edificios de alta eficiencia energética, y la inversión en ahorro de energía.
Pues bien, para resolver esa pregunta le hemos preguntado a Francisco Domínguez, arquitecto y colaborador nuestro, con objeto de dotar a este debate de una óptica más técnica y objetiva.
Según Francisco, “el Certificado de Eficiencia Energética (CEE) ha constituido un punto de inflexión en la valoración de una vivienda, situando el término Eficiencia Energética tanto en boca del comprador y vendedor, así como del constructor y promotor. Si bien, con anterioridad a la aparición del Real Decreto, no se tenía en cuenta la respuesta energética de una vivienda; en la actualidad es un parámetro más a tener presente en la valoración de un inmueble.
El CEE nace con el objeto de conseguir viviendas de consumo casi nulo, aunque la metodología para realizar estos certificados no se encuentra aún plenamente desarrollada, pues desde nuestro punto de vista, debería realizarse un estudio más exhaustivo, y con herramientas que nos permitieran conocer con mayor exactitud el comportamiento energético de una vivienda.
Pero a pesar de ello, el Certificado de Eficiencia Energética permite llevar a cabo una evaluación energética de cualquier vivienda, facilitando acometer las mejoras energéticas necesarias mediante la pertinente reforma. Precisamente, el valor añadido de tener una vivienda con buena calificación energética, es el hacer que en la “temida” reforma de un inmueble, se planteen y ejecuten actuaciones para la mejora energética, amén de la inversión necesaria en instalaciones.
Desde CYRARQUITECTURA siempre hacemos hincapié en los factores básicos para conseguir la mejora energética en el hogar: principalmente el cerramiento exterior -aislamiento y ventanas- y la orientación de las distintas estancias. Por último, recordemos que las nuevas viviendas que se construyen, ya deben cumplir unos requisitos energéticos altos, en este sentido, como mejor ejemplo podemos citar a las Passivhaus“.
Son construcciones que cuentan con un excelente aislamiento termico, un exhaustivo control de infiltraciones, y gozan de una gran calidad en su aire interior. Además aprovechan al máximo la energía solar para su climatización, reduciendo de esta forma el consumo energético hasta en un 70%.
En la siguiente imagen, podemos ver un ejemplo de este tipo de edificios:
Como conclusión, vemos como lo que empezó como un requisito legal, se ha ido imponiendo en nuestra cultura, y a día de hoy es un elemento que tenemos muy en cuenta a la hora de tasar una vivienda; ya que como decía Francisco Domínguez, las instalaciones son uno de los elementos más costosos en esas “temidas” reformas, y el contar con una vivienda con una buena calificación energética, ya implica per se, una menor inversión.
ESCRITO EN COLABORACIÓN CON: Francisco Domínguez Roldán (CYRARQUITECTURA) http://www.cyrarquitectura.com
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