De un tiempo a esta parte, habrás notado que la palabra Coaching está muy presente en cualquier ámbito, especialmente en el campo profesional. Esto tiene una explicación muy lógica, y es que el Coaching ayuda al desarrollo de los equipos de trabajo; consiguiendo -entre otras cosas- una considerable mejora del desempeño y la productividad de los componentes de dichos equipos.
En este punto es importante diferenciar entre un grupo y un equipo de trabajo. Para ello voy a utilizar la siguiente frase de Steve Jobs, que a mi entender lo define muy bien: «Las grandes cosas en los negocios nunca son hechas por una persona, sino por un equipo de personas». Sería algo así como que el resultado que obtienen es exponencialmente superior al de la suma de lo aportado por cada miembro de forma individual.
Claro, para lograr esto, dicho equipo tiene que estar cohesionado y existir una estrecha colaboración entre sus miembros. Aquí es donde cobra sentido esta disciplica y en especial una de sus variantes como es el Coaching Ejecutivo, definido por ICF (International Coach Federation) como un proceso creativo grupal que estimula la reflexión, inspirándoles para utilizar al máximo su potencial personal y profesional.
Son muchos los beneficios que se pueden obtener con un proceso de Coaching Ejecutivo, pero por resumir podríamos resaltar los siguientes:
- Desarrollo de los equipos
- Mejora del desempeño y la productividad
- Mejora del aprendizaje
- Mejora de las relaciones
- Mejora de la calidad de vida en el trabajo
- Más creatividad
- Mejor uso de habilidades y recursos
- Respuestas más rápidas y efectivas a situaciones de crisis
- Mayor flexibilidad y adaptabilidad al cambio
Proceso creativo grupal que estimula la reflexión, inspirándoles para utilizar al máximo su potencial personal y profesional.
También ayuda a establecer un cambio de mentalidad y comportamiento, donde lo importante no es el objetivo (que también), sino la búsqueda de la excelencia en el proceso. Esto es lo que -en mi humilde opinión- supone realmente el concepto de alto desempeño. Consiguiendo ese cambio de actitud basado en la confianza, compromiso, entusiasmo, generosidad, coraje, etc.
Mientras que la mayoría de organizaciones siguen basando su modelo de gestión en la exigencia, es decir, poniendo el foco únicamente en los resultados; con esta otra visión basada en la excelencia, los resultados llegan como consecuencia de haber alcanzado un nivel superior en el desarrollo de los procesos dentro de la organización.
Por ilustrarlo con un ejemplo para un mejor entendimiento, podríamos usar un caso de éxito de todos conocido como es el del tenista Rafa Nadal. Hace unos meses asistí a una conferencia de su tío y antiguo entrenador, Toni Nadal, y resaltaba esa búsqueda de la excelencia en su juego para alcanzar sus objetivos. Decía que en vez de centrarse en el resultado que querían obtener, se focalizaban en la mejora de su juego (saque más rápido, mejora del revés, voleas, dejadas, etc).
En este contexto resulta esencial el papel que juega en el equipo el denominado Lider Coach, basado en un modelo de liderazgo adaptado a los tiempos actuales. Su principal misión será la de convertir esos grupos de trabajo en verdaderos equipos de alto rendimiento. Para ello deberá obtener la mejor versión de sus colaboradores y ponerla al servicio de la visión, misión y objetivos de la organización que lidera.
Éste no es percibido por el equipo como un jefe, sino como un colaborador. Su papel es el de acompañar a todos los miembros en un proceso de descubrimiento de todo su potencial, consiguiendo sacar la mejor versión de cada uno y ayudándoles en la gestión de las diferentes emociones que repercuten muy directamente en su bienestar personal y por ende, en su rendimiento.
A esta figura se le llama también Learning Coach, ya que el líder aprende de todos y cada uno de los miembros del equipo, a través de ese proceso de acompañamiento y observación; a la vez que aprende también de sí mismo mediante ese proceso contínuo de experimentación y cambios de rol.
Hay un mantra que resume bastante bien lo que supone ese cambio de modelo en la figura de la dirección de equipos, y que en palabras del experto en desarrollo e implantación de entornos de Alto Rendimiento, Antonio Garrido Marquez -con el cual tuve el privilegio de realizar un programa en esta materia-, dice lo siguiente: «Nuestra visión condiciona nuestro rendimiento». A partir de aquí y como conclusión, entiendo que corresponde a cada organización, elegir conscientemente la visión más adecuada de ver la realidad de su organización.