Los contratos llave en mano, son aquellos que se firman con un constructor o promotor, con el compromiso de que se encargue de todos los trámites para la realización de la obra, a cambio de un precio cerrado y por supuesto de un plazo determinado. Para ello, la empresa contratista debe de contar con un equipo multidisciplinar capacitado para el desarrollo de dicha misión con las máximas garantías de éxito.

De entre las principales tareas y gestiones a desempeñar por la contrata, está la realización del proyecto, solicitud de las licencias municipales necesarias, subcontratar las distintas unidades de obra, definir las soluciones constructivas que se planteen durante la ejecución, elección de los distintos materiales y en algunos casos, incluso el diseño de interiores, decoración y mobiliario. También la puesta en marcha de todas las instalaciones.

Para ello, es fundamental que exista una gran implicación por parte del propietario, ya que por una parte quedará liberado de todas las tareas más arduas y complicadas para quien no las realiza habitualmente; pero por otra, deberá ir tomando decisiones sobre la marcha, con objeto de que el resultado final se adecúe al máximo a su criterio, gusto y necesidades.

A continuación voy a detallar de manera muy sintética, lo que son las principales características de este tipo de proyectos, con objeto de tener una idea general del alcance de los servicios incluidos y su desarrollo:

  • Todas las fases son gestionadas por una sola empresa o profesional.
  • Abarca todas las partidas y trámites necesarios hasta su completa ejecución, puesta en marcha y legalización.
  • Tanto el proyecto, visados, licencias, dirección de obra y demás trabajos técnicos, están incluidos en el acuerdo.
  • El precio es cerrado, salvo que aparezcan nuevas demandas del propietario no contempladas en el presupuesto inicial. Eso sí, por el riesgo asumido, el contratista suele aplicar un margen comercial más amplio.

Por último, resaltar que el éxito de estos proyectos va a estar condicionado en gran medida por el contrato que se firme entre las partes. De hecho, el contratista está asumiendo con su firma todos los riesgos y responsabilidades derivados que puedan acontecer durante la ejecución, y por tanto deberán ser avalados con un seguro de responsabilidad civil específico. Además, se deberían de incorporar penalizaciones en caso de incumplimiento ya sea de los plazos como del resto de condiciones pactadas.